Por ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico), GEDEMOL (Grupo para la Defensa y Estudio de la Montaña Oriental Leonesa), la Plataforma de Defensa de la Cordillera Cantábrica, Asociación URZ Defensa de la Naturaleza, FAPAS (Fondo para la Protección de los Animales Salvajes) y Ecologistas en Acción
Desde la administración regional de Castilla y León se está impulsando una política ambiental que orbita en torno a la caza y la pesca como herramienta prioritaria de gestión del territorio. Además, se ha declarado públicamente que la caza es un recurso que no está explotado al máximo y se debe explotar aún más.
Por si no fuera suficiente, también se produce la firma de diversos convenios para la promoción de los recursos y prácticas cinegético-piscícolas, que suponen un desembolso de las arcas públicas de 10 millones de euros, y se disfrazan bajo compromisos de desarrollo rural. Todos estos hechos en pro de la actividad cinegética resultan más que patentes en terrenos de titularidad pública, gestionadas directamente por la administración, como son las Reservas Regionales de Caza.
La gestión de las poblaciones de lobo ibérico (Canis lupus signatus) en los Espacios Naturales Protegidos de la Cordillera Cantábrica es un ejemplo más de una política en la cual la única herramienta de gestión es la caza, especialmente en Castilla y León.
En el último y más completo trabajo sobre el diagnóstico de las poblaciones de lobo en Castilla y León, encargado y realizado para la Junta de Castilla y León (Llaneza y Blanco 2001), constata la presencia, más o menos estable, de unos 10 grupos de lobos (7 grupos seguros y 3 probables) en el Parque Regional de los Picos de Europa y su zona de influencia (más de 1.500 km2). Además, se señala que una de las cuestiones básicas que amenazan estas poblaciones es “el severo control que se realiza sobre el lobo en las Reservas Regionales de Caza de León, fundamentalmente en Mampodre y Riaño, que además forman parte del Parque Regional de los Picos de Europa”
No existen en las Reservas Regionales de Caza leonesas (en adelante, RR.CC.), criterios objetivos enmarcados en planes de caza para el lobo que establezcan cupos determinados sobre el número de individuos que se pueden abatir cada año. Tampoco un seguimiento sobre el cumplimiento de esos cupos. Pagando ciertas cantidades de dinero, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de Castilla y León, permite que un cazador que tenga permiso de caza para otra especie dentro de las Reservas pueda abonar una cuota complementaria que le permite disparar al lobo. Además se puede disponer de permiso específico para la caza de la especie. En definitiva, no existe una gestión transparente y clara. Incluso puede darse la circunstancia de que en un solo día se abatan la mayoría de los lobos de un mismo grupo familiar durante el transcurso de un gancho de jabalí, lo cual es una absoluta sinrazón. Disponemos de información de hasta 6 individuos muertos. En cualquier caso no hay un cupo que limite esa posibilidad. Por otra parte, los celadores de las Reservas de caza de León tienen libertad para disparar al lobo sin límite de ejemplares y sin necesidad de ningún tipo de justificación.
Sin embargo, las estadísticas no avalan la necesidad de un control tan severo. Los pagos efectuados en la actualidad por daños de lobo son muy inferiores a los correspondientes a 1986 y 1987, como se aprecia en algunas Tablas del informe anteriormente citado. Podemos observar como en las tres reservas cantábricas leonesas (Ancares, Mampodre y Riaño), el coste anual de los daños no alcanza los 6.000 €, una cifra que no justifica un control tan riguroso”.
El valor social que estas RR.CC de montaña tienen para el público urbano, que las utiliza cada vez más como lugares de ocio desligado por completo de la caza y que valora los componentes recreativos, ecológicos, estéticos y éticos de la naturaleza, está muy por encima de los aspectos utilitarios y cinegéticos. El que las RR.CC del norte de León mantengan intacta la comunidad de grandes carnívoros –osos y lobos- junto con la de grandes ungulados, les confiere un valor ecológico y científico que pocos lugares de Europa occidental alcanzan”.
En la estructura y funcionamiento del medio natural, la presencia o ausencia de las denominadas especies clave, como los grandes depredadores puede generar cambios notables en la diversidad e incluso, en el buen funcionamiento de los ecosistemas. Si somos capaces de mantener poblaciones saludables de depredadores como el lobo, podremos mejorar, en términos ecológicos, el conjunto de elementos naturales que con él coexisten. En nuestro país estas funciones apenas son valoradas y aceptadas, y con regularidad se está orientando su gestión a parámetros sociales, como los daños a la ganadería o la conflictividad generada.
La eleva persecución hacia el lobo efectuada bajo la supervisión de la Dirección Técnica de las RR.CC de León adolece de criterios de gestión armónicos con la conservación de la biodiversidad, no considera la elevada densidad de ungulados silvestres y domésticos, ni la capacidad de carga del medio, e incluso podría estar relacionada con toda una serie de efectos colaterales que no están siendo tenidos en cuenta en lo que atañe a una gestión ambiental rigurosa y conservacionista de dichos espacios. Algunos de estos efectos colaterales podrían vislumbrarse en el declive del urogallo cantábrico (Tetrao urogallo cantabricus), producido por la acumulación de diversos y complejos factores, entre ellos la sobrepoblación de competidores por los recursos tróficos, tales como cérvidos, jabalíes (Sus scrofa) y la cabaña ganadera. La afección y persistencia de la sarna en la población de rebeco cantábrico (Rupicapra pyrenaica parva) podría ser objeto de investigación al respecto.
En la Montaña de Riaño, la cabaña ganadera ha aumentado significativamente (1) pasando de 40 U.G./km2 (Unidades de Ganado por km2) a 60 U.G./ km2 durante el período 1989-1994. Esta zona también alberga una importante población de ungulados silvestres (2).
Las RR.CC. leonesas son terrenos de titularidad administrativa y figuran en la Red Natura 2000. Como hemos visto, la persecución hacia el lobo está injustificada dado el escaso volumen de daños que se maneja, obviándose el papel beneficioso del depredador en la limitación del número de ungulados silvestres que tantos perjuicios causan a las arcas públicas de la Junta en forma de daños agroganaderos, accidentes de tráfico, etc.
Desde ASCEL, GEDEMOL, la Plataforma de la Cordillera Cantábrica, URZ, FAPAS y Ecologistas en Acción, consideramos que las medidas de gestión promovidas por la Dirección de estas RR.CC contravienen las leyes de creación de estos espacios naturales, incluidos en la Red Natura 2000 (Directiva 1992/43/CEE y Directiva 79/409/CEE) y la REN de Castilla y León (Ley 8/1991), donde la caza debe quedar subordinada a la conservación de las especies que en ella habitan.
Según el Decreto 9/1994, de 20 de Enero, por el que se aprueba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque Regional de los Picos de Europa, en su artículo 43, dice que en el desarrollo de la caza deberá tenerse en cuenta siempre la necesaria subordinación de esta actividad a la protección y conservación de la fauna silvestre. Además, deberían prevalecer los usos no cinegéticos dado el papel ecológico que el lobo desempeña en dichos lugares, máxime si se quiere revalorarizar la figura del cánido (Artículos 24, 25 y 26 del plan de conservación y gestión del Lobo propuesto por la propia administración regional).
A todo esto hay que añadir la escasa transparencia en la gestión del lobo en el único parque nacional de España con presencia de este depredador, Picos de Europa, cuya mayor superficie corresponde a la provincia de León, donde se supone que debe primar la conservación, pero donde la realidad dista mucho de una gestión racional y acorde con los tiempos en los que vivimos. El 27 de mayo de 2004, varios funcionarios del parque nacional, incluido uno de los expertos-asesores del MMA en la Estrategia de Conservación del Lobo, mataron a golpes 7 cachorros de lobo en las inmediaciones de su cubil. El pasado 29 de mayo de 2007 fue abatida en el transcurso de batidas autorizadas una loba preñada de cinco lobeznos en la vertiente asturiana del parque (Cabrales). Todos estos hechos han sido denunciados por asociaciones conservacionistas por la vía penal.
La utilización de la caza como herramienta básica de gestión ambiental es una simplificación temeraria de un asunto complejo que afecta al funcionamiento de los ecosistemas, y por tanto al espacio vital de todos los ciudadanos. El incremento de la demanda de actividades de ocio y tiempo libre en la naturaleza, permite plantearse una vía clara de desarrollo de un sector de servicios ajeno a una actividad minoritaria como la caza (y muchas veces excluyente frente a otros usos, como los turísticos, etc.).
Los aspectos relacionados con la conservación efectiva de nuestros ecosistemas y las especies que albergan quedan relegadas a la cola de las prioridades por la Junta de Castilla y León, a pesar de que la presencia de nuestro patrimonio natural es muy relevante para la mayoría de la población, que no practica la caza y demanda otros usos, ya que el turismo de la naturaleza aporta diferentes percepciones estéticas, emotivas y también económicas. El plan de gestión que pretende aprobar la Junta de Castilla y León para incrementar la caza de lobos es un claro ejemplo de cuales son sus prioridades.
Según los datos de la XVIII Conferencia Anual sobre el Lobo en Norteamérica, el lobo genera un volumen total de ingresos estimado en unos 70 millones de dólares. Más de 4.000.000 personas al año acuden a dos parques nacionales con el fin avistar al cánido salvaje. En España, decenas de miles de turistas acuden a espacios naturales emblemáticos, como las RR.CC, atraídos por la presencia de grandes depredadores y otras especies faunísticas.
Un actividad deportiva como la caza debería estar basada en fundamentos sólidos, no sólo económicos, sino también éticos, sociales y científicos. Desde las ONGs firmantes nos parece oportuno exigir que con los impuestos de la ciudadanía nuestro medio natural tenga otro tipo de gestión y una diversidad de usos que actualmente carece.
1 comentario:
Que bonita foto como esos tenian que estar todos
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